jueves, 27 de septiembre de 2007

El cuerpo humano como motivo: la escultura griega


El cuerpo humano como motivo: la escultura griega

El concepto griego de belleza, que durante siglos ha sido –y quizás aún es- una suerte de modelo para Occidente, se plasmó con especial detalle y solidez en la escultura, arte que cultivaron artistas como Mirón (470-430 a. C.), Fidias (490-430 a. C.), Práxiteles (375-330 a. C.) y Lisipo (370-330 a. C.). En sus obras, fueron representadas épicas humanas y divinas, relatos míticos, batallas y personajes. Sin embargo, de forma independiente de las temáticas abordadas, destaca el trabajo que sobre mármol hicieron los escultores, en el sentido de construir modelos de belleza y armonía masculina y femenina. Desnudos los efebos y cubiertas de suaves túnicas las mujeres, la figura humana era el centro del arte escultórico griego: sus formas y pliegues, sus posturas, su puesta en acción en las disciplinas militares, la contemplación o el fragor de las batallas, tales eran los motivos que adornaban templos y edificios públicos, residencias privadas y santuarios. Todo ello hablaba del cuerpo como imagen de la perfección no solo del ser humano, si no que de la estructura política que le deba abrigo y que debía de buscar la perfección.

Amor y poesía


Amor y poesía

La poesía griega de la Antigüedad conoció tanto la temática mítica y fabulosa, por medio de la poesía épica –cultivada por Homero y Hesíodo fundamentalmente-, como la poesía lírica, que trató como tema principal el amor entre personas, destacando autores como Teognis (538 a. C.), Píndaro (518-438 a. C.), Teócrito (310-250 a. C.) y Calímaco (310-235 a. C.). Una parte importante de autores y poemas tratará sobre el tema, muy apreciado por los griegos de la época, del amor por parte de un hombre adulto –un ciudadano- a un muchacho, relación la cual se comprendía como el amor más excelso y saludable, en tanto representaba el aprendizaje de las tradiciones de la polis, transmitido por el ciudadano adulto (erasta) al joven deseado (erómeno), ambos libres y socialmente privilegiados. De esa forma, se valoraba el amor entre hombres socialmente iguales (homoioi), no sujetos por la esclavitud o en desventaja ante la ley, como en el caso de las mujeres. Sin embargo, el amor entre mujeres también fue cantado por la poesía, en particular en la obra de la poetisa Safo (s. VII a. C.).

El teatro griego


Las funciones sociales del teatro griego

Desde sus inicios, el teatro fue una actividad pública, financiado directamente por la polis o indirectamente por los aportes en dinero de los más ricos ciudadanos. Ello se debía a que se consideraba que las funciones del teatro eran un espectáculo formativo del conjunto de los habitantes de la ciudad. Transmisión de mitos y épicas ciudadanas formaban parte del repertorio, al igual que tragedias y sátiras. Estas últimas cumplían también un importante rol ciudadano, en tanto que por medio de la voz de los actores se dejaban escuchar las críticas de la población a sus dirigentes políticos. Algunos de los autores más importantes fueron Esquilo (524-456 a. C.), Sófocles (496-406 a. C.), Eurípides (485-406 a. C.) y Aristófanes (445-388 a. C.).

El arte griego


El arte griego

Uno de los elementos centrales del paisaje urbano de las polis griegas, junto al Ágora y los gimnasios, era el anfiteatro, lugar en el cual se desarrollaban espectaculos teatrales que cumplían con una serie de funciones ciudadanas. Del mismo modo, la polis y sus habitantes se enorgullecían de sus edificios públicos y templos, realizados en un estilo arquitectónico que hasta hoy es motivo de admiración y desarrollo. La poesía, la cerámica, la música, la escultura: gran parte de las expresiones artísticas que hoy conocemos y disfrutamos ya estaban presentes en la cultura griega que acabamos de analizar.

Grecia: de los orígenes al Imperio de Alejandro Magno.


Grecia: de los orígenes al Imperio de Alejandro Magno.

Nuestra sociedad recibió un extenso legado cultural de la antigüedad griega, del que sin duda la idea de la Democracia política es una de los más importantes e interesantes que podemos estudiar. Algunas polis griegas, hace más de 2.500 años, determinaron una creación política original en que los asuntos públicos, de común interés, eran debatidos y decididos por todos los ciudadanos, aquellos considerados como homoioi, es decir, iguales. Es este rasgo que caracteriza a las sociedades democráticas modernas y constituye el principal legado del mundo griego.

Este sistema de organización política, novedoso para el siglo V antes de Cristo, marco la diferencia respectos de otras formas de gobiernos desarrolladas hasta entonces: los gobiernos monárquicos desarrollados por una rey, generalmente un cargo hereditario; y gobiernos aristocráticos, dirigidos por un segmento de la sociedad que deseaba defender sus privilegios y beneficios administrando un Estado. La Democracia se convirtió en un modelo de vida política para la comunidad de hombres que habita el escenario de la ciudad, y hoy es la norma para la convivencia entre los integrantes de la sociedad occidental. Y ese modelo de sociedad ha perdurado desde el siglo XVIII, intentanto perfeccionarse cada día más. Desde entonces muchas mujeres y hombres han dado su vida por conservar y defender sus valores, por lo que hoy la Democracia es nuestra más preciada herencia de la Historia.

Como ves, la Democracia no es una idea nueva, y el legado de la cultura griega no es solo un montón de piezas de un museo que esperan el paso del tiempo. Son elementos vivos, que no han dejado de formar parte de la cultura occidental desde hace muchísimo tiempo. Lo podemos observar y reconocer en nuestro entorno. Nuestra tarea es cuidar y valorar nuestra Democracia, y reconocer en ella el aporte que griegos hicieron hace 25 siglos en cada uno de nosotros.

Navegantes y colonos: Los albores de la civilización griega y su expansión

La Grecia Clásica se desarrolló fundamentalmente a partir del siglo VIII a. C. Sin embargo, los pueblos que conformaron la civilización de los helenos ya tenían más de dos milenios de historia. Para los investigadores, los primeros siglos de su historia son un período oscuro, principalmente por las pocas fuentes de información. Entre ellaa las más destacadas son los poemas homéricos, que constituyen narraciones épicas de los primeros griegos; sus conflictos y la intervención de sus dioses en los asuntos humanos.

La cultura griega es el resultado de la mezcla de diversos pueblos con sus respectivos aportes culturales. Estos hechos son los que estudiartemos a continuación.

La civilización minoica, ancestros del mundo griego

Ubicada en el centro del Mediterráneo, la isla de Creta fue el escenario de una cultura que entre los siglos XVI y XIII a. C. contaba con palacios y pequeñas aldeas de agricultores y pescadores, quienes subsistían fundamentalmente por la agricultura, el desarrollo de industrias como la alfareria y la metalurgia, y la práctica del comercio marítimo que controlaba un activo intercambio con Egipto, Asia Menor (la actual Turquía) y la península griega, sustentado en el tráfico de granos, aceites, alfarería y artículos de metal. La sociedad minoica estaba dirigida por un monarca, autoridad que concentró el poder político y que plasmó su poder en bellos palacios finamente decorados, como el de Cnosos.

Su momento de mayor explendor cultural fue alrededor del 1700 a. C., pero entre los años 1600 y 1560 a. C. un terremoto fue el trágico corolario a sus logros culturales y el inicio de declive. Más tarde, cerca del año 1400 a. C., la isla fue invadida por guerreros provenientes de la Península griega, quienes incorporaron a Creta dentro de la órbita de su propio reino.

El Reino de Micenas, la civilización continental que miró hacia el mundo Egeo

A la decadencia comercial de Creta le sucedió en importancia la ciudad de Micenas, ubicada en la península del Peloponeso. Eran los herederos de la refinada cultura minoica., aunque ya habitaban la península hacia el año 1700 a. C., y poseían una tradición guerrera que llevó a la región prácticas como la construcción de fortalezas, el uso del carro de guerra y nuevas armas. A esta civilización pertenecían los pueblos Aqueos y jonios, a los que se agregó el pueblo de los dorios, procedentes de las planicies indoeuropeas, alrededor del año 1150 a. C., poniendo fin a la civilización micénica. Los dorios eran poseedores de armas elaboradas en hierro superiores a las armas de bronce de los micenos, razón por la que rápidamente se imposieron militarmente, dominando la región.

Los micénicos organizaron su sociedad en diversos reinos sustentados en el comercio marítimo y en la tributación a sus reyes de productos agrícolas que efectuaban las comunidades de agricultores subordinados a ellos. La principal autoridad política era la figura de un rey guerrero (wanax), asesorado por muchos funcionarios y un consejo de ancianos, los gerontes. La sociedad micénica era una sociedad basada en una férrea estamentalidad cuya cúspide la ocupaba una aristocracia guerrera. También fue una sociedad esclavista, es decir, se delegaba parte importante de sus actividades productivas en sujetos privados de libertad y sin derechos políticos y civiles.

La riqueza de Micenas se fundó particularmente en el comercio marítimo, en tanto con sus naves llegaron a lugares tan alejados como las costas de lo que hoy son España, Italia y Medio Oriente. La decadencia del reino de Micenas alcanzó su momento crítico en el siglo XII a. C. principalemnte por el fin del comercio marítimo que había unido al Mediterráneo.

Las invasiones sobre los Balcanes, la llegada de nuevos pueblos

En un largo proceso de migración desde las extensas planicies indoeuropeas hasta las regiones de Mesopotamía y Grecia, una serie de pueblos como los dorios, jonios y eolios, irrumpieron en el escenario europeo, generando al mismo tiempo un proceso de destrucción del orden micémico, cuya población debió replegarse a las islas del mar Egeo y las costas de Jonia.

La invasión del pueblo de los dorios sumió a Grecia en un período oscuro de su historia entre los siglo XIII y VIII a. C., principalemente por el fin de la unidad comercial del mar Mediterráneo proporcionada por los micenos. Los investigadores de la historia de Grecia han denominado al período como “edad media” griega, ya que su cultura se sumió en un período en que predominó la tradición guerrera por sobre la vieja tradición artística refinada.

Esta situación generó un empobrecimiento general producto de la reducción del comercio en el Mediterráneo, que redundo en un aislamiento de otras regiones de importante desarrollo cultural y el aislamiento de las diversas regiones de Grecia, antiguamente unidas por el comercio, y que tuvieron que regresar a la ganadería y la agricultura para obtener su sustento. Otra consecuencia social es la consolidación de una aristocracia militar doria, caracterizada por sus armas de hierro y por su cultura guerrera.

Estos pueblos fueron quienes, en el transcurso de 300 años -entre el 1200 y el 900 a. C.-, se establecieron en las distintas zonas de la península de los Balcanes: los dorios en la zona central y el Peloponeso, los eolios en las islas del mar Egeo y los jonios en el Atica.

Las consecuencias de este proceso de migración fueron diversas. Se puso fin a la vieja unidad micénica, disgregandola en múltiples comunidades que terminaron por configurar las polis, ciudades- estados, formadas por una población que nace por una asociación de pequeñas comunidades que buscan proporcionarse una seguridad común, y que terminó por crear un modelos de organización político-social que fue el centro de la vida moral, intelectual, estética y social de los helenos.

El territorio fue dominado por estos nuevos pueblos, quienes a través de los siglos sintetizaron las culturas del escenario del mar Egeo, conformando lo que hoy conocemos como la cultura y el pueblo griego, del que, desde antes, ya existían evidencias lingüísticas que se presumen procedentes de la estepa indoeuropea, y que llegó a Grecia en los movimientos colonizadores de la península de los Balcanes, en los grupos de jonios, aqueos y dorios.

La cultura griega

Desde antes del siglo VIII a. C. ya estaba configurada la cultura griega. Del proceso de invasiones y convivencia de pueblos surgió la mezcla de culturas y emergió una organización social cerrada y excluyente que se caracterizó por el orden estamental de la sociedad, donde agricultores, comerciantes, hombres libres dedicados a las artes y las artesanías, y los esclavos, poseían una ubicación inamovible dentro de ella.

La sociedad se organizó en torno a la agricultura, la ganadería y al desarrollo de un incipiente comercio. La casta guerrera conquistadora se transformó en el grupo de los Aristoi -los mejores-; una casta terrateniente que concentró en sus manos la propiedad de la tierra económicamente productiva, así como algunas industrias que producían bienes que hacian posible el comercio con otras regiones, como la cerámica, la metalurgia y diversos productos de la tierra.

La sociedad aristocrática de las polis no fue siempre pacífica, muchas veces las polis entraron en ribalidades por la conquista de nuevos territorios, así como de población para que trabajaran para sus Estados en calidad de esclavos. Las necesidades defensivas de las polis llevó a enrrolar a un mayor contingente para servir en sus ejercitos, lo que sirvió a los integrantes del pueblo, como agricultores y comerciantes, como factor de ascenso social que rompió la rígida condición de la sociedad aristocrática. El predominio de los señores dueños de extensas fincas se vio afectado, en el transcurso del siglo VIII a. C, por la mayor ingenencia de los militares en los asuntos políticos y sociales. Estos eran los que conformaban el contingente de hoplitas, una infantería conformada por hombres libres, equipados con celada, coraza y escudo, y armados de lanza, espada o arco.

Sus reivindicaciones apuntaban hacía un reparto más equitativo del poder, mejor distribución de la propiedad de la tierra y redacción de constituciones y códigos legales, para evitar el manejo arbitrario de las normas establecidas por la tradición y que funcionaban como leyes consuetudinarias. Las ancias de ascenso social de grupos postergados bajo el orden aristocrático llevó al desarrollo de una gran tensión social, principalmente gestada por la concentración de las tierras agrícolamente productiva en manos de la aristocracia terrateniente, así como la acentuación de la pobreza, el endeudamiento y la falta de tierras, generada en parte por el aumento de la población, todo lo cual llevó a buscar nuevas posibilidades para agricultores y comerciantes fuera de los territorios de la península.

La cultura griega se expande por las costas del Mediterráneo: la gran colonización

Se inició un segundo proceso de colonización, que se extendió entre los siglos VIII y VI a. C., esta vez mucho más planificado que el anterior. Perseguidos políticos, jóvenes solteros, hijos segundones, comerciantes y campesinos fueron repartiéndose por numerosas colonias en las costas del Mediterráneo: las actuales Italia, Libia, Turquía, España, Egipto y Siria recibieron a estos colonos, que bajo el mando de un oikistés establecían primeramente emporias, es decir, asentamientos comerciales o factorías. Por lo general estas colonias se mantuvieron independientes de su polis de origen, la metropolis, llevando a cabo un importante desarrollo comercial y de producción agrícola, artesanal y metalúrgica. Sus relaciones con las poblaciones nativas variaron mucho, dándose tanto colaboración, aislamiento y esclavización por parte de los nuevos habitantes.

En esta experiencia de difusión cultural griega por las costas de mar Mediterráneo, los helenos desarrollaron un sentido de identificación y pertencia a su cultura, a la Hélade. A pesar de estar dispersos en una vasta área geográfica, todos estos asentamientos se reconocieron como parte integrante de un universo cultural común, consolidándose de ese modo una identidad cultural griega, que se consideraba como superior a las del resto de los pueblos, calificados de barbaroi. Por otro lado, estas colonias no sufrieron de las presiones demográficas y políticas de antaño, por lo que, junto con un activo desarrollo comercial, se estimuló una conciencia política distinta, fundamentada en el desarrollo de comunidades de hombres libres que dió paso a una nueva concepción de la participación política. Todo ello desembocaría en las primeras experiencias de gobiernos más participativos que se verían coronadas por la formación de la Democracia ateniense del siglo V a. C.

La preeminencia del logos: claves para entender el pensamiento griego

Al mismo tiempo que estos procesos de migración y constitución de emporias y ciudades-estado se consolidaba, surgía de estas sociedades una nueva actitud hacía el mundo, la humanidad y sus fenómenos, la cual sería el origen de lo que hoy conocemos como razón y pensamiento racional, en el cual se fundamentan las ramas del saber que hoy cultivamos. Nacida cerca del siglo VI a. C. entre los griegos, esta actitud nueva –que dió cabida a las explicaciones míticas, también se impuso la búsqueda de la verdad (alétheia) y la obtención de la sabiduría (sophia).

En el contexto de las ciudades-estado griegas, la nueva actitud reflejaba un distanciamiento de la naturaleza –a la que se temía y honraba en la órbita de lo ritual- y la centralidad de lo político, aquello referido a la polis y sus habitantes. Tratemos de dar cuenta de esta profundidad y riqueza por medio de la revisión somera de algunos hitos del pensamiento griego.

Los griegos: amigos del conocimiento

Como primera denominación de la inquietud por el saber y la explicación de las causas y destinos de lo humano y sus problemas, la filosofía abarcó una multitud de temas en el desarrollo que de ella hicieron los griegos. El gobierno de la ciudad o las reglas de la poesía, las diferencias entre hombres y mujeres, la crítica a la mitología y la religión o la explicación del origen del mundo. Todos ellos fueron temas que atendieron los filósofos griegos, dando respuestas a ellos en busca de las verdades últimas. Sus grandes representantes fueron Socrates (470-399 a. C.), Platón (427-347 a. C.), y Aristoteles (384-322 a. C.); que reflexionaron tanto sobre el mundo de las ideas, es decir, lo que estaba por sobre la humanidad, como en torno a la realidad y sus fenómenos. Sin embargo, y de modo común, su pensamiento se dirigió hacía la conceptualización de lo que una sociedad debía ser y de cómo debían de actuar sus ciudadanos para conseguir la perfección.

En el conocimiento de las matemáticas: el lenguaje oculto de la naturaleza

Las matemáticas proveniente de la palabra griega para enseñanza (máthema). Como disciplina tuvieron un importante desarrollo, representado especialmente por Pitágoras (570-490 a. C.), quién argumentó que una forma de vencer la eterna trasmigración de las almas de una cárcel corporal a otra era la búsqueda de la sabiduría a través de los números, los que también se relacionaban con la escala musical y su armonía. Del mismo modo, se desarrolló la geometría, de mano de hombres como Tales de Mileto (624-546 a. C.) y Euclides (350-249 a.C.). De gran importancia fueron también los descubrimientos de Arquímedes (287-212 a.C.), quien propuso pasar de la razón deductiva (a partir de leyes generales) a un método de análisis matemático más inductivo y experimental. Ya en el siglo IV de nuestra era, y gracias al Arithmetica de Diofanto, se origina el álgebra como medio de resolución de ecuaciones.

Observando al interior de los hombres

Con la intención de poner fin a las concepciones míticas y religiosas sobre salud y enfermedad que prevalecían, y un ejemplo es el dios de la medicina Asclepio, hombres como Empédocles (499-400 a. C.) e Hipocrates (460-377 a. C.) iniciaron la construcción de un método racional de diagnóstico y tratamiento de las dolencias humanas. Como base para ello, se estableció que el cuerpo humano estaba compuesto de cuatro humores fundamentales (teoría humoral): sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Del equilibrio y las relaciones entre estos humores, así como de la temperatura, del clima, de la geografía y de la alimentación, dependía el estado de salud de una persona. Esta teoría prevalecería por muy largo tiempo en la medicina occidental, así como los principios éticos relacionados con la función médica: atender a todos y todas las enfermas, no importando su posición social ni la posibilidad de contagio que su contacto pueda representar, tal y como se expresa aún hoy en el juramento hipocrático.

La perfección y el conflicto: las polis griegas.

Sin dudas que uno de los conceptos que más profundamente ha calado en la cultura occidental, desde los griegos a nuestros días, es aquel que dice relación con lo político, es decir, con el gobierno y la constitución de la ciudad. Tal y como hoy, lo político no hacía referencia solo a los temas vinculados a la ciudad, si no que mucho más, en tanto la cultura griega consideró que la polis era la medida de todas las cosas, la construcción más perfecta de la convivencia humana, la única forma de vivir en sociedad. Para que ello fuera realidad, lo referido a la polis –lo político por excelencia- sobrepasaba a la misma ciudad, en tanto subsumía en su destino la vida individual de cada ciudadano, trasladando la preocupación desde lo público a lo que, al menos hoy, denominaríamos lo privado.

Las características geográficas del paisaje griego no carecen de importancia para intentar una explicación del surgimiento de las ciudades-estado griegas –las polis-. La existencia de pequeñas comunidades aisladas se debió a la presencia de numerosos corredores montañosos, que dificultaban la comunicación de una polis a otra, así como el hecho de que muchas miraron hacia el mar, y que por ello en la navegación pusieran su destino. Ambas cirscuntancias, sumadas a las necesidades defensivas de cada ciudad-estado y su valoración de un culto religioso propio de la polis, junto a las posibilidades de autosatisfacción de necesidades económicas, facilitaron que se dieran el surgimiento y mantención de una multitud de polis en el marco de la península y su entorno insular y costero. Muchas polis, como Atenas, Esparta, Corinto, Tebas, etc. se encontraban en el territorio continental de lo que hoy es Grecia, muchas de ellas se desarrollaron en las islas del Mediterráneo, las costas de Africa o Anatolia y las colonias de Magna Grecia y España, siguiendo los itinerarios de la expansión comercial griega.

De ese modo, con una mezcla de condiciones geográficas y económicas que favorecían la autonomía de pequeñas unidades poblacionales –los griegos consideraban que una de las virtudes de la polis era su limitada población, que muy pocas veces superaba los 100.000 habitantes- se configuraron las distintas polis, que poseían como características comunes:

- La existencia de un núcleo urbano, que cumplía las funciones de centro ceremonial y de actividad pública, fundamentalmente un ágora (lugar de reunión de la Asamblea)

- Rodeando a éste, y en estrecha relación, una zona de producción agrícola, sembrada de demos, es decir, pequeñas aldeas campesinas sobre las que la polis ejercía su soberanía.

- Cada polis poseía, de modo general a partir del siglo VI a.c, una Constitución, es decir, un texto legal que regulaba la vida política, o sea, la vida de las personas que habitaban la ciudad.

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- Esta constitución garantizaba la independencia de cada polis, lo que muchas veces se traducía en la mantención de una fuerza armada y una flota comercial y la acuñación de moneda.

Sin embargo, y como observabamos con anterioridad, la organización social de las polis no estuvo exenta de dificultades, en particular aquellas referidas a la distribución del poder político y la riqueza, así como la propiedad de la tierra y las formas de participación. En el marco de tiempo que va entre el siglo VI y el IV antes de Cristo se dieron, en las diferentes ciudades-estado griegas, distintas soluciones al problema general de la sustentabilidad y desarrollo de la polis como modelo perfecto de la convivencia humana. Por razones de espacio nos centraremos en dos: la Democracia Ateniense y el modelo espartano.

La política de los iguales: el ordenamiento social de la polis y la primera sociedad democrática

La Democracia es uno de los legados que del mundo griego ha llegado hasta nosotros. El origen de esta forma de organización política esta profundamente vinculada al proceso que analizamos como segunda colonización. A esta coyuntura inicial podemos agregar una serie de condiciones económicas y sociales propias de la antigua Atenas, entre las que destacan:

- El desarrollo comercial, producto de sus vínculos comerciales con gran parte de los pueblos y asentamientos que bañaba el Mediterráneo, en tanto la flota ateniense fue por largo tiempo la más numerosa y comercialmente provechosa.

- La concentración por parte de la aristocracias gobernante tanto de las riquezas fruto de estos intercambios comerciales como de la propiedad de la tierra, lo cual dejaba a la inmensa mayoría de la población en condiciones de dependencia económica y pobreza.

- La reducida cantidad de sujetos provistos de derechos políticos, en tanto se exigía la pertenencia a una fatria, las cuales mantenían un carácter excluyente y de fuerte endogamía (los matrimonios se realizaban entre un conjunto limitado de familias, que así reproducían sus privilegios y posición de dominación social).

- La concentración del poder político, militar, administrativo, judicial y religioso en los miembros de la aristocracia.

La oposición a la aristocracia a la democratización social y a una mayor participación de de nuevos sectores sociales, particularmente artesanos, comerciantes, productores de vinos y aceites, coincidió con una coyuntura particular: la crisis de las deudas. Vastos sectores de campesinos que arrendaban tierras a la aristocracia, los hectemoroi, estaban siendo esclavizados, junto con sus familias, por su imposibilidad de cancelar sus deudas. La vía de salida a esta situación se dejó en manos de un legislador, es decir, de un hombre que, por medio de la formulación de leyes, reordene los asuntos de la ciudad.

Ese hombre fue Solón (650-559 a.c), quién implementó, entre otras, las siguientes medidas:

- La supresión de las deudas a los pequeños agricultores.

- La prohibición de esclavizar a un ciudadano.

- Un estímulo al desarrollo de las actividades agrícolas y ganaderas.

- Normas para evitar el lujo y la suntuosidad.

- División de la población en cuatro grupos sociales, de acuerdo a su riqueza. Esta división definía la participación en los asuntos públicos y el ejército.

- Revitalización de la Helaia, un tribunal que limitaba el monopolio judicial que hasta ese momento ostentaba la aristocracia.

La creación de la boulé, instancia de decisión política intermedia entre la ekklesia (Asamblea) y el Areópago o consejo gobernante.

Todas estas medidas, así como la erosión del poder político y económico de la nobleza producto de las medidas de apoyo al campesinado pobre realizadas por Pisístatro (600-527 a.C.), condujeron a que en Atenas se constituyera a partir del siglo VI a.c estructuró una forma de organización social que repartía el poder político en distintas instituciones, oponiéndose a la concentración extrema de poder que implicaban los gobiernos aristocráticos. Fue diseñado un sistema de acuerdo al cual el gobierno lo ejercían nueve arcontes –elegidos por los ciudadanos libres de Atenas- auxiliados por un consejo de ex arcontes, denominado Areópago. Junto a ellos permanecía la Ekklesia, de la cual de modo permanente participaban 500 ciudadanos electos por sorteo cada año. En tiempos de guerra, se superpusó a esta estructura la elección de estrategos, jefes militares y políticos de gran influencia y capacidad de gobierno, entre los que destacó Pericles (495-429 a.C.), quién, según el historiador Tucídides (455-400 a.C.), definió la democracia como aquel régimen “...en el que el Estado, nuestro hogar, es administrado para el interés de la masa y no de una minoría. En lo concerniente a las diferencias individuales la igualdad se asegura a todos mediante las leyes; pero en lo que concierne a la participación en la vida pública, cada uno obtiene la consideración en razón de su mérito...”.

Las limitaciones de la Democracia en Atenas

De acuerdo a nuestra actual concepción de Democracia, ésta consiste en la participación política de todos y todas los habitantes –con el sólo requisito de una mayoría de edad. Pues bien, en las democracias griegas los únicos que podían participar en la vida política eran los hombres libres, es decir, un minoría. Ello excluía de forma inmediata a mujeres, esclavos y extranjeros (metecos).

Estas instancias de participación pública no conocieron nada que se pareciera a nuestras elecciones. Sin embargo, la opinión de los ciudadanos se hacía escuchar en la ekklesia, es decir, en la Asamblea, en donde se discutían temas de comercio, guerra y política interna. Estas discusiones son las que resaltan el papel retórico del hombre público griego, es decir, aquel que tiene como valor social predominante la capacidad de hablar en público, de expresar sus opiniones y juicios de modo claro y convincente ante un auditorio de iguales.

En este esquema de organización político-social democrático destacó el papel del ciudadano, llamado zoon politikón, según la definición de Aristoteles, es decir el hombre capaz de expresar su opinión en el ágora, por medio del sus virtudes retóricas y de convencimiento hacía sus iguales; al mismo tiempo que de defender a su polis participando del ejército en caso de conflicto. Por lo general estos ciudadanos libres eran una porción de la población –en Atenas, 30.000 de un total de más de 200.000 habitantes contando a los demos que rodeaban la polis-, compuesta por hombres mayores de 18 años, libres, propietarios y en condiciones de mantener su indumentaria militar, la que a veces incluía un caballo. Por ello, la ciudadanía era un derecho y un deber, una condición que debía de mantenerse y defenderse, por la honra propia y la de la ciudad.

Educación y cultura atenienses, bases para la vida democrática

Dada la importancia que en la polis griega tenían los ciudadanos, se estructuraron instituciones destinadas a fomentar y mantener el compromiso de sus ciudadanos para con sus estructuras de organización política. Para ello, se recurrió a diversos métodos de educación, todos los cuales apuntaban a la Paideia, es decir, a una visión común de todos los ciudadanos, al respeto a las instituciones, a la adscripción a un conjunto de valores comunes que los hermanaba y constituía en tanto homoioi (iguales). El objetivo de esta educación era que los ciudadanos considerasen como el valor máximo a la ciudad y su existencia, muy por sobre su propia vida e individualidad. Del mismo modo, comprendía un conjunto de destrezas sociales en las que se formaba a los jóvenes, reales protagonistas de esta sección.

Fueron jóvenes como tú, aunque más restrictivo para las mujeres, quienes eran sometidos a tres sistemas de educación:

- El Liceo, muy similar a nuestros actuales colegios, formaba a los jóvenes en las disciplinas consideradas indispensables para la constitución de un buen ciudadano: la gimnasia, la música, la poesía y la escritura. En muchas polis, durante su permanencia en el Liceo, los jóvenes eran alejados de sus familias y puestos bajo el directo control de hombres adultos, quienes debían formarlos en la disciplina y valores de la ciudad.

- La Academia es, sin duda, mucho más restringida. En ella los jóvenes se instruían con mayor profundidad, en áreas como la matemática, la retórica y la reflexión filosófica, al alero de las enseñanzas de un filósofo. Podía ser un lugar físico, como una escuela, o la visita periódica a un pensador. Esta última opción tendía a asemejarse al modelo mítico de transmisión del conocimiento, la cual era realizada en los bosques, fuera de la ciudad, por el Centauro Quirón, fabuloso ser mitad hambre mitad caballo (mitad cultura, mitad naturaleza), que entrenaba en la sabiduría y la caza a los héroes antiguos.

- La Cripteía: es una institución era propia de Esparta, y consistía en que los jóvenes varones debían de permanecer por temporadas en los campos que rodeaban a la ciudad, con el fin de adiestrarse en la caza, el conocimiento del territorio y las funciones militares. En el transcurso de este periodo de instrucción, las condiciones de vida de los jóvenes eran rudas y miserables, debiendo mantener una estricta disciplina y espíritu de cuerpo para poder sobrevivir.

La evolución del concepto de Democracia

Originada en la Atenas de Solón y Clístenes, la democracia fue conceptualizada por Aristóteles en oposición a dos sistemas de gobierno presentes en la Grecia de su época: la Monarquía (el gobierno de uno) y la Aristocracia (el gobierno de un grupo sobre otros). Con sus principios de representatividad e igualdad social, la democracia (el gobierno del pueblo) griega fue una experiencia política fundamental para la cultura occidental, a pesar de permanecer muchos siglos en desuso. El resurgimiento de la idea de democracia está representado por las revoluciones norteamericana y francesa (último cuarto del siglo XVIII), que, inspirados en los filósofos de la Ilustración, pusieron la base del poder en la Soberanía Popular, es decir, en la representación de las mayorías. Esta concepción de democracia se expandió durante el siglo XIX a lo largo y ancho de gran parte del mundo occidental, aunque mantuvo un carácter muy restringido, en términos de que grandes sectores de la población no votaban (mujeres, pobres, etc.) Tal situación no se modificaría en gran parte del mundo hasta la primera mitad del siglo XX, a partir del cual, y tal como hoy lo entendemos, la democracia debe ser un sistema de organización política que permita la participación y la opinión de todos y todas las ciudadanas y ciudadanos en todos las áreas de su interés. Es decir, la democracia no se limita al derecho a votar, elegir y ser elegido, si no que al respeto por la diversidad de opiniones y el derecho a la participación.

La evolución de un término político: las tiranías

Los primeros gobernantes que recibieron el apelativo de tiranos fueron, en algunas polis griegas, hombres que se hicieron del poder enfrentándose, muchas veces con el apoyo de importantes sectores de la población, a los gobernantes aristócratas. Por ello, la valoración negativa de la tiranía la hicieron quienes apoyaban a éstos últimos. Es decir, la tiranía no era un mal gobierno siempre –muchas veces los tiranos fueron gobernantes queridos por su población, en tanto tendían a repartir tierras que habían pertenecido a los aristócratas- , si no solo el gobierno que no se ajustaba a las leyes de la ciudad. Con la llegada del Imperio Romano, y con más fuerza a partir de las reflexiones políticas de pensadores cristianos como Isidoro de Sevilla o Tomás de Aquino, se relacionó el término a la utilización despótica del poder, a la crueldad y la arbitrariedad en el manejo de los asuntos públicos por un solo hombre. Desde la Ilustración a nuestros días, la figura del tirano se relaciona con la dictadura y el ejercicio absoluto y arbitrario del poder.

Frugalidad y guerra: el modelo espartano

Hasta hoy se asocia a lo espartano con lo rudo, lo sobrio y la capacidad de soportar con entereza las dificultades. Ello se debe a que Esparta – durante varios períodos la más poderosa de las polis griegas- constituyó un sistema de organización social que puso el acento en la disciplina y compromiso total de los ciudadanos a la ciudad y sus valores, marcadamente frugales y militaristas. Si, puesto que Esparta baso su poderío en la dominación de vastas zonas del Peloponeso (una región de la península griega), dominación mantenida a costa de la fuerza militar. Rodeados de hilotas –grupos de población sometidos, que estaban adscritos a la tierra, y por ello, eran propiedad del Estado- los espartanos, que se llamaban a sí mismos lacedemonios, temieron una rebelión que les quitara su posición.

La fundación de este sistema habría sido obra de un legislador mítico llamado Licurgo, quién estableció que todos los hombres lacedemonios eran ciudadanos con derecho a participar de la Apella (asamblea), la que sancionaba con aprobación o rechazo las proposiciones que le hacía la Gerusía, que era un consejo en el que participaban los ancianos de las más poderosas familias, quienes además administraban justicia. De ser aprobadas, la Gerusía podía desdeñar la opinión de la Asamblea, e incluso disolverla, estas acciones eran llevadas a la práctica por los éforos, cinco personajes dueños de amplios poderes, que se manifestaban en la determinación de cómo debía educarse a los y las jóvenes espartanos, en la dirección de la Asamblea y en funciones militares de alta responsabilidad. Todo el sistema estaba encabezado por dos reyes, pertenecientes a dos familias aristócratas distintas. Eran los sacerdotes supremos en los cultos de la ciudad y comandaban el ejército.

La sociedad espartana se mantuvo, económicamente hablando, fundamentalmente gracias al trabajo esclavo que en las ricas tierras agrícolas de Mesenia realizaban los hilotas. Esta dependencia de los recursos aportados por una población que había sido despojada de sus derechos y sus tierras –por medio de dos guerras que los espartanos ganaron a los mesenios en torno al año 700- motivó una notoria militarización por parte de la sociedad lacedemonia, de acuerdo a la cual gran parte de la vida social era dedicada al Estado y su protección, así como a la vida en comunidad y confraternidad. Ejemplo de ello son el sistema escolar espartano, que tomaba a niños y niñas desde los siete años de edad, hasta los doce, apartándolos de sus familias para enseñarles a leer y escribir, música, poesía y gimnasia, proceso luego del cual se concentraban en la formación militar; y la institución de las sysístias, que eran una suerte de clubes en los que se reunían a comer y compartir grupos de hombres, quienes en conjunto solventaban su alimentación. Esta misma asociación se daba muchas veces con igual cohesión en el ejército.

En el marco de este esquema de organización, las mujeres espartanas tuvieron, comparativamente y para rechazo de muchos contemporáneos, más igualdad de derechos con los hombres que el común de las habitantes de otras polis, en particular en el plano del acceso a la educación y el desarrollo gimnástico. Por debajo de los ciudadanos espartanos (espartiatas) se hallaban los periecos, el origen de los cuales no está claro si fueron ciudadanos espartanos caídos en desgracia por causa de luchas políticas, o una población que habitaba antes de la llegada de los dorios la región del Peloponeso y Laconia, y que como tales habrían sido sometidos. De todas formas, mantuvieron en general lealtad a los espartanos, para los cuales cumplían tareas de comercio y artesanado que los lacedemonios consideraban indignas y que, por ello y su dedicación militar, les estaban prohibidas. Los periecos no tenían derechos políticos y debían aportar con hombres al ejército espartano. Por último, en la base de la pirámide social lacedemonia se encontraban los hilotas, esclavos atados a la tierra a los que ya hicimos referencia.

El enfrentamiento de los modelos: la crisis de la polis griega

Durante siglos los pensadores, y sin duda también los dirigentes políticos y los ciudadanos, consideraron a la polis como la más perfecta forma humana de organización social, en tanto aportaba igualdad y participación política a unos pocos, reconociendo de ese modo la supremacía social de los mismos. Pues bien, el debilitamiento de esta consideración fue en gran medida producto de un doble proceso: la constitución de unidades políticas mayores; y la decadencia de las antaño poderosas polis de Atenas y Esparta.

El primer proceso se relaciona con la conformación, debido a intereses económicos y políticos de gran magnitud, de dos entidades opuestas -formadas por varias polis- encabezadas por Atenas y Esparta. De ese modo, la Liga del Peloponeso y la Liga de Delos se constituyeron como organizaciones comerciales y militares que, junto con concentrar inmensas riquezas, capacidad naval y ejércitos, desvirtuaron los principios claves de la autonomía ciudadana griega: la soberanía de cada polis de acuerdo a sus intereses y preceptos particulares, por lo que con el tiempo surgieron conflictos.

Este estalló el año 431 a.c, en una primera fase en la cual se enfrentó la potencia naval de Atenas y sus aliados contra las columnas de hoplitas lacedemonios, quienes controlaron la península, dejando en manos de los atenienses las costas. Esta situación llevo a virtual empate luego de diez años de lucha, por lo que el 421 a.c se firmó la paz. Sin embargo, dos años después, y bajo el mando de Alcibíades, los atenienses reanudaran el conflicto al intentar hacerse dueños de las colonias griegas en Sicilia. Todo acabará en un desastre para los atacantes, en tanto el mismo Alcibíades se pasó a las filas espartanas y la flota de Delos fue destruida. Tras años de resistencia, y luego de un largo sitio, recién el 404 a.c Atenas se rindió, aceptando las condiciones de Esparta: destrucción de sus murallas (su sistema defensivo), fin de la Liga de Delos, y obligación de aportar hombres al ejército lacedemonio.

A la larga la Guerra del Peloponeso redundó en la decadencia tanto de Esparta como de Atenas, y lo que es más significativo, en el fin del ideal griego de la polis y sus estructuras de participación política mayor o menormente igualitarias. Su reemplazo puede ser entendido como una orientalización de las formas de gobierno, a la vez que como un impulso a la helenización del mundo antiguo.

Alejandro y la expansión del helenismo

En gran medida debido al debilitamiento posterior a la Guerra del Peloponeso, las grandes polis griegas no pudieron entablar resistencia a la invasión que, esta vez desde el norte, cayó sobre sus territorios. Al mando de su rey Filipo II (382-336 a.c) los macedonios lograron, tras largas vicisitudes políticas por parte de las ciudades griegas, unificar la Península de los Balcanes bajo una sola monarquía, la cual se transformaría en Imperio bajo la conducción del joven hijo de Filipo, conocido por sus hazañas como Alejandro Magno. En poco más de una década de incesantes movimientos militares, Alejandro logro expandir sus dominios por Egipto, Anatolia, Persia y Mesopotamía, llegando hasta los límites de lo que hoy es la India.

Este enorme esfuerzo conquistador, que dio por resultado el más grande imperio hasta ese momento conocido, termino con la muerte de Alejandro el 323 a. C. En un proceso de mucha mayor duración, la cultura griega se expandió y mantuvo bajo la forma del Helenismo, entendido como el conjunto de características culturales que todos los pueblos griegos consideraron como comunes, es decir, aquellos aspectos que los unían y diferenciaban en relación a otros pueblos, fue denominado cultura helena, es decir propia de Hellas, denominación con que los griegos nombraban a su territorio. Así entendida, es decir, como identidad cultural, la civilización griega, ya helenística, mantuvo gran dinamismo y creatividad, destacando el matemático Arquímedes (287-212 a.C.) o geógrafo y astrónomo Eratóstenes (276-194 a. C.). A ello se agrega la fundación de ciudades tan importantes como Alejandría, verdadera capital cultural del mundo antiguo por varios siglos más, que concentró el saber de la época en su famosa biblioteca –quemada siglos después por los musulmanes- y que aún hoy es objeto de pesquisas arqueológicas en busca de la reconstrucción de sus instalaciones portuarias y urbanas.

El Helenismo, en el largo plazo, significó la pervivencia y transmisión de los hitos centrales de la cultura griega al resto del mundo. Durante este período, calculado entre el 330 y el 30 a.c, parte importante de los logros culturales griegos fueron conocidos e incorporados por otros pueblos, como romanos o cartagineses, aportando de ese modo elementos que serán centrales para la conformación de un mundo greco-latino posterior, mundo el cual reconocemos como origen de la cultura Occidental. Aspectos tan disímiles como los la matemática, la idea de democracia o el estilo arquitectónico de la polis se transformaron así en parte inseparable de toda la cultura occidental, constituyéndose una identidad cultural común entre pueblos alejados en el tiempo y el espacio.

Glosario:

Metropolis: Ciudad-madre de colonias, particularmente luego de la segunda colonización. Por lo general mantenía contactos comerciales con éstas, pero no así influencia política o jurisdiccional. Hoy el término se aplica a las grandes ciudades(por ejemplo, nuestra Región Metropolitana)

Asamblea: lugar de reunión de los ciudadanos en las polis griegas, denominada ágora por los atenienses y Apella por los lacedemonios. A pesar de estar presente con gran anterioridad, y en regímenes monárquicos, es con el modelo democrático que adquiere su carácter de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones públicas.

Hoplitas: soldados de infantería pesada griega, armados de casco, lanza, escudo y armadura. Tanto en su desempeño militar como ciudadano cumplieron importantes funciones en el desarrollo de los procesos de conformación social y política de Esparta y Atenas. Su modelo de ataque –la Falange- será sólo superado por los movimientos tácticos de la Legión Romana.

Síntesis de la Historia de Grecia

Entre el quinto y el tercer milenio a.C., la península balcánica estuvo habitada por pueblos marítimos procedentes de Asia, aunque se han hallado vestigios de cazadores y pastores neolíticos en Tesalia, Grecia central y Creta. Desde el segundo milenio a.C., un pueblo guerrero de origen indoeuropeo, los aqueos, comenzó a extender su dominio sobre la península.

Fundadores de Micenas, Tirinto y Argos, los aqueos conquistaron Atenas, la parte oriental del Peloponeso, invadieron Creta y saquearon Troya. Su economía estaba basada en la agricultura y la ganadería. En la sociedad, reyes, nobles y guerreros, propietarios de las mejores tierras, ejercían su dominio sobre agricultores, artesanos y pastores.

Hacia el año 1000 a.C., la civilización micénica sucumbió ante los invasores dorios -portadores de armas de hierro desconocidas por los aqueos- quienes se amalgamaron con la población sometida y aportaron un idioma común a toda la región.

La topografía predominantemente montañosa de la península favoreció el surgimiento de ciudades-estado llamadas polis, en las cuales gobernaba un rey asesorado por un consejo de ancianos, pertenecientes ambos a la aristocracia militar. Los campesinos eran obligados a pagar un tributo en especie; si no cosechaban lo suficiente eran convertidos en siervos o vendidos como esclavos junto con su familia.

Pese a las diferencias sociales existentes, los griegos tuvieron una concepción original del ser humano. Considerado por todas las civilizaciones anteriores un simple instrumento de la voluntad de los dioses o de los reyes, el ser humano adquiere en la filosofía griega el valor de individuo. El concepto de ciudadano, como individuo integrante de una polis, sin que influya la pertenencia o no a la nobleza, constituye uno de los aportes claves de la cultura griega.

Las polis griegas se aliaron o guerrearon entre sí por períodos. No obstante, los pueblos helénicos fueron reconociendo una misma nacionalidad en la comunión de elementos como los juegos olímpicos, la religión y el idioma, entre otros aspectos.

En el siglo VIII a.C. la mayor parte de las ciudades-estado entraron en crisis, tanto por la decadencia del poder de los monarcas (que fueron progresivamente sustituidos por magistrados designados entre los nobles), como por la escasez de tierras fértiles y el crecimiento demográfico, todo lo cual provocó grandes tensiones sociales. La crisis impulsó a los griegos a la colonización del Mediterráneo, dio origen a un comercio muy activo y expandió el uso del griego como lengua comercial.

Alrededor del año 760 a.C. los griegos establecieron colonias en el sur de Italia, en la bahía de Nápoles y Sicilia. Frenados por los fenicios y los etruscos, los griegos nunca pudieron dominar toda Sicilia o el sur de Italia, pero su influencia cultural marcó profundamente la evolución posterior de los pueblos de la península itálica.

A partir de la colonización, la estructura social y política de las polis se transforma. Los comerciantes, enriquecidos por la expansión marítima, se mostraron poco dispuestos a seguir dejando el gobierno en manos de la nobleza y junto con los campesinos presionaron para participar en la toma de decisiones. Atenas, una de las ciudades más prósperas de la península, comenzó entonces un proceso de transformaciones políticas que condujo, entre los siglos VII y VI a.C. a una progresiva democratización de sus estructuras de gobierno. En el año 594 a.C. un reformador llamado Solón dio un primer paso en este sentido al instituir la ley escrita, un tribunal de justicia y una asamblea de 400 representantes elegidos según su riqueza, encargada de legislar en los asuntos de la ciudad.

Mientras tanto Esparta, la otra gran polis de la región tuvo un desarrollo completamente distinto, consolidando un estado oligárquico, con una férrea estructura social y política. La sociedad espartana fue completamente militarizada debido a la importancia del ejército, factor determinante para la expansión y anexión de los territorios vecinos.

En el año 540 a.C. los persas iniciaron su avance en Asia Menor y conquistaron algunas ciudades griegas. La rebelión de estas ciudades, apoyadas por Atenas primero y Esparta después, dio lugar a varias guerras, conocidas como Guerras Médicas, que culminaron con la derrota persa hacia el 449 a.C. Estas guerras sirvieron para consolidar el poder de Atenas en la región, que a través de la Liga de Delos, ejerció su influencia política y económica sobre las otras polis.

Las guerras contra los persas, en las cuales los trirremes atenienses jugaron un papel fundamental, permitieron que los remeros (pertenecientes a los estratos más bajos de la sociedad ateniense), convertidos en arma indispensable para la defensa de Atenas pudieran reclamar una mejora en sus condiciones de vida y mayores derechos políticos. Luego de un período en el que la oligarquía ateniense había logrado recuperar el poder político, en el año 508 a.C. un reformador llamado Clístenes, amplió a 500 el número de miembros de la Asamblea de la polis y la convirtió en el principal órgano de gobierno. La participación en la Asamblea fue abierta a todos los ciudadanos libres de la polis. Sin embargo, la democracia ateniense permitía la participación efectiva de una minoría de la población y apoyaba su prosperidad en la utilización de una enorme cantidad de esclavos por lo que los historiadores la definen como una democracia esclavista.

En el año 446 a.C. el arconte o gobernador ateniense Pericles concertó con Esparta la Paz de los Treinta Años, por la cual se reconocieron las zonas de influencia de cada ciudad: la Liga Ateniense y la del Peloponeso.

Durante el gobierno de Pericles, en el siglo V a.C., Atenas se convirtió en centro comercial, político y cultural de la región. El dominio sobre el comercio marítimo y la consiguiente prosperidad permitieron a Pericles emprender nuevas reformas de carácter democrático. Fue el período de sabios como Anaxágoras, de los dramaturgos Sófocles, Esquilo, Eurípides, Aristófanes y de Fidias, considerado el mejor escultor griego. En esta etapa los griegos alcanzaron un gran desarrollo en el plano de las ciencias. Muchos de sus conocimientos en medicina y astronomía han sido hoy ampliamente superados, sin embargo, los aportes realizados a la geometría y la matemática son indispensables para la mayor parte de las ciencias actuales.

En la segunda mitad del siglo V a.C. hubo continuos enfrentamientos entre espartanos y atenienses por el control de la región. Las luchas de este período son conocidas como Guerras del Peloponeso. El desgaste mutuo permitió a los macedonios, bajo el reinado de Filipo II (359-336 a.C.), conquistar ese dominio. Alejandro Magno (336-323 a.C.), conquistó nuevos territorios y extendió la influencia helénica por el norte de África y de la Península Arábiga, pasando por Mesopotamia y llegando hasta la India. Este imperio, construido por Alejandro Magno en un plazo de once años, contribuyó a la difusión de la cultura griega por Oriente. Durante los años de conquista se fundaron gran cantidad de ciudades comerciales y Alejandro Magno promovió la fusión de la cultura griega con la de los pueblos conquistados, dando origen a lo que se conoce como helenismo. Al morir Alejandro Magno, el imperio macedónico se derrumbó, mientras que sucesivas guerras y rebeliones continuaron agitando la península.

La decadencia griega provocada por las disputas internas y su consiguiente devastación y empobrecimiento facilitaron el avance romano. Tras varias guerras de conquista -las macedónicas se prolongaron del año 215 al 168 a.C.- los romanos establecieron su dominio sobre Grecia hacia el año 146 a.C.

Bajo el Imperio Romano Grecia conoció el cristianismo (siglo III) y debió soportar varias invasiones. Formó parte del Imperio de Oriente (395 d.C.), cuyo dominio cesó en 1204 con la formación del Imperio Latino de Oriente que dividió a la región en feudos

Cultura Cretense o Minoica


La civilización minoica

Recibe este nombre, dado por Sir Arthur Evans en honor del mítico rey Minos, la civilización floreciente en Creta desde el año 2000 a.C. ca. cuyo predominio e influencia en el mundo egeo son manifiestos, con una evolución en la Edad del Bronce muy distinta y propia. Su situación geográfica y la riqueza de su suelo le proporcionaban pocos recursos minarales, pero en la parte este y centro grandes praderas y mesetas pastorales, olivos, vides, robles, cipreses y en la partes norte y este playas protegidas favorables para el atraque de barcos de todo tipo.

Antes del 2500 a. C. son escasos los restos de metales, salvo la obsidiana de Melos. No obstante desde el 2500 al 2000 la población crece en número y la riqueza gracias a los adelantos técnicos: predominio de herramientas de piedra y arcilla, aun después de la introducción de la metalurgia.

La característica principal de Creta en esta época, según Finley, es la absorción de elementos ilustraciónculturales (y de población) procedentes de Grecia continental, las Cíclades, Asia Menor, Siria y Egipto gracias al comercio dentro de su desarrollo propio y coherente. Imprimieron su cultura cretense a los jarrones y objetos metálicos (puñales de cobre) y ya en el Minoico Antiguo MA empieza a aparecer el embrión de la arquitectura minoica con su estructura aglutinada en forma de celda de panal.

Respecto al origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico es difícil adscribir a los cretenses minoicos con algún pueblo conocido. Una de las tesis más admitida es que son herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla (que llegarían a la misma hacia el 6000 a. C.) y que los pueblos no neolíticos (indoeuropeos o no indoeuropeos) que pudieran haber llegado a la isla no se impusieron, sino que se vieron absorbidos por la cultura cretense sin imponer la suya. Palmer, el eminente lingüísta, plantea que la destrucción de los palacios hacia el 1700 a. C. es obra de la penetración en la isla de un pueblo anatolio, los luvitas, lo que explicaría también el cambio de escritura, Lineal A en vez de la jeroglífica, pero a falta del desciframiento del Lineal A, nada es seguro. Si seguimos las noticias de Creta que da Homero en la Odisea , la población cretense era una población mixta conformada por cidonios, eteocretenses y pelasgos, pueblos de los que, aparte del nombre, apenas se sabe nada.

Características sociales, culturales y económicas de la civilización minoica

Los rasgos de esta civilización que le concedieron tal predominio cultural son los siguientes:

  • en cuanto a la religión no poseen deidades antropomórficas (lo que estaría muy relacionado con los cultos de los neolíticos a las fuerzas de la naturaleza), salvo la Gran Diosa Madre, diosa de la fertilidad también conocida como la Gran Dama del Laberinto, que aparece representada en ocasiones con el vestido típico minoico y serpientes en ambas manos, símbolos ellas también de las fuerzas fértiles de la tierra;
  • para el ejercicio de sus cultos poseen pequeños santuarios semisubterráneas, dentro de los palacios en ocasiones, y cuevas próximas al lugar de asentamiento; parece ser que estas cuevas eran la primitiva morada de los primeros habitantes neolíticos de la isla; posteriormente las abandonarían como morada, pero no como santuarios; se han encontrado rituales de la cultura minoica implica la relación del toro (animal de gran carga sexual, erótica y fertilizadora) por noticias de los murales de Cnosos y de la leyenda de Minos y el Minotauro; ilustración
  • en el embalsamamiento de los muertos utilizan la miel al tiempo que en los rituales de los muertos interviene la fermentación como proceso natural de renovación de la vida;
  • posee una sólida base económica con una población densa (se calcula que la población de la isla en época de esplendor debía rondar entre 400.000 y medio millón de habitantes) así como una agricultura y ganadería muy productivas (se calcula así mismo que el número de rebaños sólo de ovejas de Cnosos rondaría los 1000);
  • asímismo el comercio se veía favorecido por la fabricación y exportación deproductos de lujo en oro y plata, cerámicas; ilustraciónposeía una gran flota, provocada por su situación insular, posición estratégica, sus productos manufacturados y su escasez de materias primas metálicas;
  • su sociedad presentaba una fuerte especialización: escribas, carpinteros, pastores, agricultores, armeros, escultores, lapidarios, vidrieros, alfareros, orfebres, herreros, curtidores, tejedores, pintores, etc..;




  • poseían la escritura (tomada de otro pueblo o desarrollada en suelo propio), divisible ésta en tres etapas: jeroglífica, Lineal A y Lineal B (este último sistema sólo de época micénica y para anotar ya la lengua griega, es evolución del lineal A, que en opinión de algunos podría anotar el luvita);
  • liderazgo espiritual y material de una autoridad palaciega (que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba obligada a renovar su mandato cada año mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa Madre representada en la gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y vestigio de una sociedad matriarcal;
  • cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba para sí mismos y parece que la clase esclava o no existía o lo hacía en una proporción muy pequeña;
  • la paz reinante puede que sea la característica minoica más peculiar, pues les llevó a no fortificar sus asentamientos, ocupar las llanuras y los lugares abiertos y desprotegidos; no hay que atribuirla a su flota poderosa como hace Evans con su talasocracia; la flota era comercial y no guerrera.

La civilización minoica alcanzó tal esplendor que, gracias a sus contactos comerciales, pudieron exportar su modo de cultura a todo el Egeo: a lo largo del II milenio las Cícladas recibieron paulatinamente una fuerte influencia de Creta si bien no hay emplazamientos colonizadores, sólo comerciales, y paralelamente en la Grecia continental, donde se produjo un amplio proceso de unos 400 años denominado "minoización de los griegos" (llegados hacia el 2000 a. C.) y que daría lugar a la posterior civilización micénica (1600 a. C.). Después, hacia el 1400 los papeles se invirtieron y serán los griegos micénicos los que darán lugar a la "micenización de Creta".

Los palacios minoicos

El rasgo que más sorprende de la civilización minoica es, sin embargo, el modo de asentamiento de la población entorno a un edificio central: el palacio, un complejo civil al servicio de la ciudad.

Desde que Evans en la frontera entre el siglo XIX y XX descubriera las ruinas del palacio de Cnosos, el mayor de los palacios encontrados, hasta nuestros días el hallazgo, desenterramiento y estudios de poblaciones con palacios se ha visto aumentado en grado sumo; se han encontrados palacios de los que ni siquiera se conoce el nombre, pues en época clásica no existían tales asentamientosy no se tenía consciencia y recuerdo de los mismos, de ahí que hayan recibido nombres actuales; sus nombres son: Cnosos, Zakro, Malia, Festo, Canea o Kania, Hagia Tríada, Gurniá, y poblamientos de Tilisos, Kamilari, Mirtos y Palakaistro.

ilustración Todos los palacios se caracterizan por unas peculiaridades que no se encuentran en ninguna otra civilización del mundo y dicen mucho en favor del grado de civilización de los minoicos:

  • colocación y extensión del palacio orgánicamente a partir de un área central abierta, un patio, como continuación de la forma colectiva de la organización social neolítica;
  • frente a otras culturas no es un templo o lugar sagrado el centro del palacio ni del poblado, sino que el templo del palacio, aparte de ser pequeñas dependencias-santuarios, ocupan un lugar marginal dentro del palacio y reproducen y recuerdan cavernas; esto concuerda con el hecho de que los ritos se celebraran en cuevas y es posible que con procesiones;
  • los palacios que cuentan con dos y, a veces, tres pisos presentan generalmente un gran número de habitaciones y dependencias de la planta baja a talleres y a almacenes para el grano, el aceite, el vino, etc...;
  • ilustracióndotaban al palacio de un aspecto de grandeza mediante tres efectos de ornato: frescos recubriendo las paredes interiores de las dependencias más importantes (casi siempre motivos naturales marinos, o pugilatos o escenas de toros (cf. láminas)); escalinatas y revetir los palacios con piedras centelleantes cortadas en losas con escoplos y sierras consiguiendo un magnifico efecto con poco material (sólo los romanos en la Antigüedad consiguieron algo similar al revestir con losas de mármol los edificios más importantes de Roma, como el Coliseo); finalmente también dotaban a las columnas cierta fascinación con su forma ovalada y la policromía del palacio;
    ilustración
  • al mismo tiempo dotaban al palacio de un aire de ligereza mediante la utilización de grandes tragaluces para iluminar las habitaciones; mámparas plegables y correderas de madera y pilares-columnas en vez de tabiques para separar determinadas dependencias; umbrales en las antesalas; varios patios en el palacio, de los que el central solía estar empedrado;
  • higiene de los palacios mediante un sistema de eliminación de residuos mediante un alcantarillado, un sistema de drenaje y otro de ventilación para las habitaciones gracias a grandes ventanales y tragaluces;
  • por último la sensación que da todo palacio minoico es la de un laberinto y no es de estrañar; los pasillos que conducen a las dependecias reales y principales tienen forma de de zigzag; las escalinatas no son rectas, sino que frecuentemente son en forma de curva con lo que el visitante era conducido a sus dependencia y a las dependencia reales por un camino indirecto dando un rodeo; al mismo tiempo las dependencia de palacio y las casa de la ciudad se aglomeran y agolpan al modo neolítico, recordando en muchos casos los callejones y callejuelas de los poblados árabes; posteriormente la idea de laberinto se convirtió en la de trampa desconcertante, si bien en un origen no lo era. La idea de construcción de palacios y asentamientos viene dada por una aversión a la simetría en las fachadas y trazados de los edificios. Laberinto con todo en una denominación de origen indoeuropeo (sufijo en -nth-) que no se sabe si se aplicaba al conjunto del palacio o a una sala donde al parecer se danzaba una compleja danza (llamada del laberinto), parte del ritual de la Gran Diosa Madre entre la luz y las tinieblas (vida y muerte), cuyos pasos estarían dibujados en el suelo maracndo la dirección del baile. Indicar que la noción de laberinto y el minotauro parece aplicarse en la Antigüedad sólo al palacio de Minos en Cnosos.

No obstante no todos los palacios pertenecen al mismo período y algunos de ellos fueron reconstruídos dos o tres veces durante el II milenio debido a las catástrofes naturales (terremotos, maremotos y la acción conjunta de ambos como consecencia del estallido del volcán de la isla de Tera hacia el 1500-1400); esto ha llevado a diferenciar dentro de la cronología cretense y minoica:

  • período prepalaciego: 2600-2000 a. C. (Minoico Antiguo MA II y MAIII)
  • período palaciego 1º: 2000-1700 a. C. (Minoico Medio MM I y MM II); palacios de Cnosos (puede que anterior al 2000), Malia y Festo;
  • período palaciego 2º: 1700-1400 a. C. (Minoico Medio MM III y Minoico Reciente MR I A y MR II B); nuevo palacio de Festos, el de Zakro, Hagia Tríada y Gurniá;
  • período postpalaciego: 1400-1100 a.C. (Minoico Reciente MR III) de época micénica; el nuevo palacio de Hagia Tríada.

Por el tamaño del palacio y del asentamiento Cnosos debía ser la "capital" del mundo minoico y las demás poblaciones con palacios eran ciudades de segundo orden con unos gobernantes o príncipes posiblemente subordinados al poder del gobernante de Cnosos que también eran, como aquél, jueces y sacerdotes, juntamente con el mantenimiento del monopolio de la metalurgia de los poblamientos al tener los talleres en el propio palacio. Es muy probable que además existieran diseminados por las llanuras de Creta una serie de terratenientes semiindependientes.

La leyenda de Minos, rey del mar

La leyenda más o menos completa, sin entrar en las distintas variantes o versiónes, de Minos dice:

Zeus abandonó a Europa en Creta, después de haber engendrado en ella a tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón. En Creta Europa se casó con Asterio. Los tres hermanos se enamoraron de un joven llamado Mileto y cuando éste prefirió a Sarpedón, Minos expulsó a Mileto de Creta y éste fundó la ciudad de Mileto. A la muerte de Asterio Minos reclamó el trono, dedicó un altar a Posidón y pidió que saliese del mar un toro; salió un gran toro blanco y Minos ganó el derecho al trono. Al no placerle a Sarpedón, Minos lo expulsó y se exilió en Cilicia, donde se convirtió en rey. Minos casó entonces con Pasífae y Posidón, para vengarse de un cambio en un sacrificio prometido, hizo que Pasífae se enmorara del toro blanco y disfrazada con una vaca de madera construída por Dédalo, engendró del toro al Minotauro. Para ocultar tal afrenta Minos encargó a Dédalo la construcción de un lugar apartado de Cnosos para encerrar al Minotauro y Pasífae. Dédalo construyó el Laberinto. Radamantis se quedó en Creta y le transfirió a su hermano la costumbre de reunirse cada nueve años en una cueva con Zeus y obtener nuevas leyes para su pueblo.

Minos parece ser el título que recibía el gobernante y la dinastía regia de la cultura cretense minoica de Cnosos, personaje que debía realizar funciones administrativas y sacerdotales. De él nos han llegado noticias a través de la mitología y de los filósofos e historiadores que han hablado de su figura. Platón opinaba que Minos era un gobernante muy sabio al tiempo que un gran juez que cada nueve años se reunía con Zeus; los arqueólogos e historiadores modernos parecen haber identificado esta noticia con una ceremonia que se celebraba cada ocho años completos en las que Minos renovaba su mandato como gobernante, pero no sirviendo a Zeus sino a la Gran Diosa Madre minoica, de la cual dependía y a cuyo cargo estaba como sacerdote.

Antes de seguir quiero indicar que la tradición mitológica de Minos confunde en este nombre a todos los gobernantes de Cnosos (pues era su título y de ninguno de ellos se nos ha transmitido el nombre) así como los gobernantes micénicos que, tras invadir la isla, asumieron la regencia de la isla bajo el mismo título que el gobernante micénico, es decir, que se unen tradiciones minoicas y micénicas, al tiempo que las acciones de muchos gobernantes distintos; la idea del servicio de Cnosos a Zeus transmitida por Platón, sería micénica y el servicio a la Gran Diosa Madre, minoica.

Otra noticia anacrónica de su mitología es que se le hace hijastro de Asterio, nieto de Doro, lo que significa que par la mitología Creta era doria, cosa que no sucede hasta el final del II milenio a. C..Al mismo tiempo Téctamo, padre de Asterio, se dice en la mitología que llevó a Creta una mezcla de eolios y pelasgos (incluyendo quizás jonios del Ática), quizá haciendo referencia a los habitantes de la isla allá el s. VIII a. C. compuesta de aqueos, dorios, eolios, pelasgos y cidonios. El reconocimiento del poder de Minos sería la afirmación del poderío dorio en la isla.

Por contra la mitología nos transmite también una rama del linaje de Minos ajena al mundo griego: su madre Europa, hermana entre otros de Cadmo, rey de Tebas, es hija de Agenor, hijo de Libia y Posidón y procedente de Egipto, y de Telefasa o Argíope, procedente de Canaán. La significación de su nombre, "de ancho rostro", es un sinónimo de la luna llena, título de las diosas lunas Deméter Lebadea y Astarté en Sidón (quizá relacionadas con la Gran Diosa Madre minoica, de la que la luna era un símbolo). La violación de Europa por parte de Zeus recogería un ritual en la que la sacerdotisa de la Luna cabalgaba a lomos del toro-Sol. Se ha querido ver una incursión de Creta en Fenicia par explicar este mito.

La noticia del joven Mileto nos da cuenta de la más que probable fundación de Mileto por parte de cretenses (minoicos o micénicos), confirmada además por el hecho de que a Ladé, en Mileto, se la relacione con el cementerio de Asterio.

Que Sarpedón emigrara a Asia Menor, a Caria y Licia, se ha interpretado como el establecimiento de lugares para el comercio de Creta con dichas regiones.

La noticia de la relación de Pasífae con el Minotauro se explica como un rito en el que la Gran Sacerdotisa de la Luna, que llevaba cuernos de vaca (Pasífae), y el rey Minos, con una máscara con cara de Toro celebraban un casamiento ritual bajo una encina. El toro es el animal ritual de Creta: quedan ferescos con escenas de toros (el famoso salto del toro, deprote o rito), era animal de sacrificio y hay estatuillas de bronce.

El Laberinto como ya se ha dicho es el palacio de Cnosos, un conjunto asimétrico e intrincado de habitaciones, antesalas, vestíbulos y corredores en el que un visitante extraño fácilmente se perdía. Para Evans el nombre vendría de labrys , palabra lidia y caria que significa hacha, haciendo referencia a las dobles hachas, signo de la disnastía real minoica de Cnosos. También recoge la idea de un ritual, un mosaico dibujado en el suelo como patrón a seguir en la realización de un baile (como actualmente las danzas "laberínticas" de la Pascua de Resurrección en Rusia y Gales).

No obstante tenemos otras nociones acerca de Minos. Una concepción de Minos como un gobernante sabio hace referencia a los Minos minoicos, mientras que la idea de Minos autárquico es una caracterización derivada de Minos el último gobernador micénico de Cnosos antes de su destrucción, el cual ejerció una cruel dominación para adquirir una riqueza suficientemente grande para extender su poderío más allá de Creta a las Cícladas y quizá a otras islas (Chipre?).

Heródoto nos transmitieron al mismo tiempo dos ideas acerca del poder de Minos: una, su poderosa flota (la comercial de los minoicos) y otra, el carácter guerrero de la misma (obra de los Minos micénicos); esta idea fue llevada más lejos por Evans cuando desenterró Cnosos: invistió a Minos como el dueño y señor del Egeo bajo el ejercicio de su talasocracia, un reinado del miedo y un control del mar que Homero en la Odisea XI califica de despótico. De nuevo se mezclan el Minos minoico y el micénico: los gobernantes minoicos establecieron en todo el Egeo establecimientos comerciales en las costas, sin llegar a colonizar las regiones donde establecían dichos enclaves; comercialmente hablando sí dominaban el Egeo y tenían una "talasocracia comercial" dentro y fuera del Egeo, al tiempo que nunca usaron las armas para nada y la paz era la nota dominante de su civilización; por su parte, los Minos micénicos sí establecieron pequeñas colonias en el Egeo y además ejercieron una dominación despótica basando su poder en la guerra, de aquí la idea de talasocracia despótica.

Las colonias que Tucídides afirma que Minos creó en el Egeo hay que considerarlas como misiones comerciales o diplomáticas enviadas por la Creta minoica para garantizar la buena voluntad y la ayuda de y a los isleños; el ejemplo más característico que se haya descubierto arqueológicamente hasta ahora es Akrotiri en la isla de Tera.

Ritos relacionados con Minos

Al mito de Minos se asocian muchos más: el de sus hijos, el de Pasífae, el de Sarpedón, el de Radamantis, pero creo que dos son los más significativos: el de Dédalo y el de Teseo y Ariadna.

el mito de Dédalo

Dédalo pertenece a la familia real de Atenas, descediente de Erecteo y se caracterizaba por ser un herrero admirable y ser un hombre de ingenio sin igual. Huyó de Atenas por asesinar a su sobrino, otro inventor que le superó al descubrir la sierra. Al llegar a la Creta de Minos trabajó a su servicio, gozando de su favor en paz. Tras el asunto de Pasífae y el Minotauro, Minos lo encerró en el Laberinto por él mismo construído junto con su hijo Ícaro. Para huir del laberinto ideó la construcción de alas con cera y plumas para el y su hijo; éste pereció por acercarse demasiado al sol y derretir el sol la cera; otra versión dice que lo hizo con un barco que le prestó Pasífae y se refugió en Sicilia y que Ícaro cayó al mar; otra más dice que inventó las velas para la navegación y así huyó. Minos salió a buscarlo y Sicilia dicen que mató a Minos mientras se bañaba con pez o agua hirviendo.

Su mito también presenta acronismos. Dédalo, Talos y Hefesto parecen ser títulos de un mismo personaje mítico. El mito de Dédalo y Talos y el de Dédalo e Ícaro parecen combinar el ritual de quemar al sustituto del rey solar, que se había puesto alas de águila, en la hoguera de primavera con el rito de arrojar un fármaco con alas de perdiz.

La huída del laberinto se entiende como la huída del piso del mosaico con la danza del laberinto, pero la huída a Sicilia se entiende como la huída de los forjadores de bronce nativos de Creta a Cumas, Sicilia y Cerdeña como consecuencias de las invasiones micénicas y dorias.

Aunque Dédalo consta como ateniense por un demo que lleva su nombre, las artes dedálicas fueron importadas de Creta a Atenas. A él se achacan la invención de las velas de los barcos, lo que permitió una mayor velocidad de éstos (y por ello Minos no lo pudo alcanzar en el mar) o al menos inventó algún artilugio que dotaba de mayor velocidad a los barcos.

Teseo y Ariadna

Minos ordenó que los atenienses enviaran siete muchachos y siete muchachas cada nueve años a laberinto de Creta, donde esperaba el Minotauro para devorarlos. A Teseo le tocó ir por sorteo o el propio Minos lo eligió en Atenas. Al llegar a Creta, Ariadna, hija de Mino, se enamoró de él y le ofreció el modo de escapar del laberinto: un ovillo de hilo mágico y las instrucciones acerca ce cómo entrar y salir del laberinto: abrir la puerta de entrada y atar al dintel el hilo que se irá desenredándose conforme avance; luego, una vez muerto el Minoturo, sólo hay que recorrer el camino inverso. Hecho eesto condujo a puerto a todo el grupo ateniense y llevó consigo a Ariadna a la que abandonó en Naxos.

Grecia comenzó a minoizarse desde el XVIII a. C. a partir de los lazos comerciales impuestos por Creta. El mito parece ser una rebelión de los atenienses contra los cretenses: construcción de una flota, rebelión y saqueo de Cnosos y un tratado de paz creto-ateniense (casamiento entre Teseo y Ariadna); esto debió de producirse en época micénica y no minoica. El tributo de los jóvenes atenienses al Minotauro era exigido a Atenas y al matar Teseo al animal o vencer en la lucha a Minos (cuyo símbolo era el toro) libera a los atenienses del tributo. Es posible que en alguna época (minoica o micénica) hubiera sacrificios humanos en Creta.

Arquitectura en Creta
El arte del mundo de mundo minoico Los grandes palacios empezaron a construirse en las ciudades de Creta en el período minoico medio, época en que esto parece haber sido el centro más importante de la isla. La cultura minoana se extendió en esa época a la grecia continental. Entonces creció la ciudad de Cnossos, situada en el norte de Creta y, por lo tanto más cerca del Peloponeso que las poblaciones de la costa meridonal. A fines del minoico medio hubo terremotos que causaron grandes daño y destruyeron en parte el palacio de Cnossos. Éste fue reconstruido en el periodo minoico creciente, en cuyo comienzo se sitúa la era de mayor esplendor cretense. Simultáneamente se edificaban los castillo de Micenas y de Tirinto, en que residieron jefes militares aqueos que, al principio, fueron vasallos de Creta. Los cretenses dieron importancia principal a la columna en su arquitectura. No es imposible que motivos religiosos se hayan combinado con las razones estéticas y técnicas para que así fuera, pues se sabe que, justamente con el culto del hacha, existía en la isla un culto del pilar. Cualquiera sea la causa los arquitectos de minos multiplicaron en los palacios las típicas columnas cretenses que eran de piedra o de madera fina, no muy altas, más anchas en la parte superior que en la base, y que se asentaban a menudo sobre muretes de ladrillo o canto rodado. El anfiteatro de Cnossos, próximo al palacio real, es sin duda el edificio más antiguo de ese género que se conozca: allí se organizaron espectáculos de danza, torneos deportivos y las primeras corridas de toros de que tengamos noticia. Los materiales principales fueron las piedras y el ladrillo colorado en hiladas que se alternaban con gruesas vigas de madera para dar mayor solidez a los edificios.

Magníficos palacios, de estilo uniforma y características muy semejantes se alzaron en diversos lugares de Creta. El de Cnossos, en el cuál se descubren antiguas restauraciones y reconstrucciones fue residencia del Minos o soberano cretense desde el siglo XVIII a.c según opinión de algunos arqueólogos. Primitivamente estuvo fortificado, pero desde que el rey dominó a los príncipes deudales y fue único amo de la isla, hacia el siglo XVI a.c, las defensas fueron desmanteladas. El palacio quedó rodeado de un simple muro irregular en el cual se abrían dos puertas. Exteriormente, su aspecto no ofrecía interés alguno pero, una vez traspuesta la entrada, debió de presentar perspectivas notables. No era una sola construcción maciza, sino un conjunto de cuerpos o pabellones distribuidos sobre una vasta superficie en torno de un patio centras, cuyas medidas dan una idea de la extensión total del monumento. Dentro del recinto estaban los aposentos regios, el gineceo, salas de audiencia, capillas, departamentos reservados a los funcionarios, dependencias por la servidumbre y por la guardia, depósitos diversos en que almacenaban productos de exportación tales como el vino y el aceite de oliva, y también los talleres artísticos e industriales de la corona. La arquitectura minoica no tenía la grandiosidad solemne de los templos egipcios ni en sombrío carácter militar de los palacios asirios. Todo el arte cretense era sencillo y amable y reflejaba en cierto modo una alegría de vivir.